El Teatro Romano de
Cádiz se descubrió en el año 1980 en unas excavaciones arqueológicas destinadas
a localizar el Castillo de la Villa. Hasta entonces sólo se habían visto
algunas de sus galerías interiores sin identificar a que edificio pertenecían.
Así, el teatro fue
abandonado en el siglo IV d. de JC. Sobre sus ruinas los musulmanes edificaron
una fortaleza hasta que en el siglo XIII el rey Alfonso X El Sabio la
reconquista trazando sobre él parte de la ciudad medieval.
Hoy en día, hay
edificios modernos como la guardería municipal que se superpone al teatro, al
igual que la Posada del Mesón, la Casa de Estopiñán y la Casa de Contaduría,
edificios que componen el barrio del Pópulo, y que junto con los restos que
quedan de la ciudad medieval impiden el que se pueda excavar el teatro en su
totalidad.
El Teatro de Cádiz
tiene ciertas características, que lo diferencian del resto de teatros romanos
hallados hasta la fecha, como son:
Es de los teatros más
grandes. El diámetro de su cavea uno es de más de 120 metros, y su aforo sería
alrededor de unos 20.000 espectadores, bastantes si tenemos en cuenta que su
población rondaría los 50.000 habitantes.
Es el teatro más
antiguo entre los conocidos hasta ahora en la Península.
Es de los pocos
edificios públicos de la Hispania Romana a los cuales personajes tan relevantes
como Cicerón o el historiador griego Estrabón lo mencionan en sus obras. En una
carta de Asinio Polión, entonces gobernador de la Bética, a Cicerón se dice que
Balbo, el menor, fundador de la Neápolis, la ciudad nueva representó en el
teatro de Gades una obra escrita por el mismo, que recordaba su colaboración
con Julio César y que en este mismo teatro hizo de una vez las elecciones de
dos años, reservó catorce gradas de asientos a los caballeros gaditanos, premió
a un actor con el anillo de los caballeros y a otro actor lo mandó ejecutar por
ser muy feo.
Cuenta Estrabón que
los gaditanos en un principio vivían en una ciudad muy pequeña; "más
Bálbos el Gaditanós, que alcanzó los honores del triunfo, levantóles otra que
llaman Nueva; de ambas surgió Didyme, cuyo perímetro, aunque no pasa de veinte
stadios, es lo suficientemente grande para no sentirse agobiada de
espacio". Y así se inició la construcción de la Neápolis y la de un teatro
que, actualmente, está considerado como el más antiguo y de mayores dimensiones
de Hispania. Todo un ejemplo del esplendor que vivió Gades en la Antigüedad
clásica.
El edificio se
abandonó a finales del siglo III y fue saqueado a partir de la centuria
siguiente, aunque en época tardorromana, islámica y cristiano-medieval, los
restos de su estructura fueron utilizados como almacenes, cuadras, parte de
viviendas, etc.
El Teatro Romano de
Cádiz surgió "dentro de los planes urbanísticos de una familia gaditana,
los Balbo, en su intención de dotar a su ciudad de importantes edificios
públicos, a imitación de su capital, Roma", cuenta el arqueólogo Ángel
Muñoz Vicente. Los Balbo proyectaron ampliar el antiguo asentamiento fenicio
construyendo otro nuevo junto a él. Este núcleo urbanístico es conocido como
Neápolis, y de él se conocen, además del teatro, numerosos restos urbanos
excavados en los últimos años. "Igualmente tenemos noticias de la
existencia de otro importante edificio público, el anfiteatro, en el barrio adyacente
al Pópulo, el de Santa María, en las cercanías de las actuales Puertas de
Tierra", apunta Muñoz, para quien el Teatro Romano es "uno de los
pocos edificios antiguos de nuestra Península que cuenta con referencias
directas de los autores importantes de la época. Así, Cicerón, refiriéndose al
mandato político de Balbo en Cádiz, alude a ciertos usos del edificio por este
personaje en beneficio propio".
Si los restos del
anfiteatro fueron visibles al menos hasta el siglo XVI –su perímetro aparece
representado en un grabado de esa época de Antón de las Viñas– el Teatro, por
el contrario, estaba ya cubierto, o sus estructuras reutilizadas e integradas
en la villa medieval erigida por Alfonso X el Sabio en el siglo XIII.
Del teatro no se
sabía nada fuera de los textos clásicos, entre los cuales algunos indicios
señalan que ya en el año 44 a.C. se habían representado allí obras de teatro
como Iter, una autobiografía de Lucio Cornelio Balbo "El Menor", para
conmemorar su elección como magistrado local y en la que narraba su
intervención en las guerras civiles; crónicas posteriores relatan que el propio
autor lloró al contemplar la representación y recordar a Julio César, que había
sido asesinado sólo unos meses antes. También se habla del teatro en las Cartas
a familiares de Cicerón (43 a.C.) Asinio Polión, en carta a Cicerón afirma que,
en los juegos organizados por Balbo en Gades, había en el teatro catorce filas
de asientos reservadas a los caballeros.
Y aunque desde el
siglo XVIII existen referencias a subterráneos en la zona –sin duda
relacionadas con algunas de las galerías del monumento, y que hablan de pozos
que permiten acceder a una rotonda con asientos de mármol– hubo que esperar
hasta octubre de 1980 para que, de una manera inesperada y casual, afloraran los
restos del Teatro.
A principios del
siglo XX, el obispo cedió temporalmente a Rafael Manzano el patio de la
Catedral Vieja, que ya sólo era una explanada llena de escombros, para que allí
construyera un barco (el vapor Covadonga). Luego del Covadonga decidió comprar
el solar prestado y en él montó una fundición. En 1950 la empresa Manzano se
une con la empresa Vigorito (de antiguos italianos afincados en Cádiz) y
reservan la instalación para almacenar hierro y suministros marítimos; la gente
la conocía como Almacenes Vigorito. Así estaban las cosas hasta que en 1979 se
produjo un incendio en los almacenes Vigorito.
En 1980 los sondeos
arqueológicos encargados por el Ministerio de Cultura al entonces director del
museo de Cádiz, Ramón Corzo Sánchez, para delimitar la zona de expropiación
para descubrir la alcazaba medieval deparara el hallazgo del monumento romano.
Posteriores sondeos permitieron localizar las gradas superiores, y, poco a
poco, se excavó un tramo de la galería y del graderío.
Hoy, del teatro
romano perduran un buen número de filas de gradas de la media cavea y se han
documentado las gradas inferiores y parte de la orchestra. Hormigón romano,
mortero de cal con piedras y un revestimiento de cal son los materiales con los
que se construyó el monumento.
Ángel Muñoz indica
que el sector superior de la summa cavea ha desaparecido tanto por la
utilización de sus materiales para construir inmueble en la época medieval como
por la propia acción del mar. Pero junto a este sector socavado se ha
conservado "excepcionalmente", dentro de otras construcciones, un
tramo de muro curvo que corresponde a la fachada trasera del Teatro, "así
como parte del entramado que sostendría el graderío y el inicio de un pasillo o
deambulatorio tras la fachada".
Entre esta zona y la
primera línea de gradas conservadas se observa también una hilada de sillares
de piedra ostionera "que quizás corresponda a la pared lateral de mayor
radio de una galería superior, perdida en su mayor parte al arrancar la misma desde
la cota de suelo que hoy pisamos". Por el oeste, el graderío se adentra
bajo el ábside de la Catedral Vieja, la Casa de Contaduría eclesiástica, la
Posada del Mesón y la Casa de Estopiñán, que conserva restos en la planta baja.
Y por el extremo oriental el graderío entra bajo la Guardería Municipal y, por
consiguiente, bajo los cimientos del castillo medieval.
Otro sondeo permitió
en 1999 comprobar la existencia de otra bóveda simétrica a la documentada en la
Casa de Estopiñán y permitía establecer la orientación del monumento y su
diámetro: 120 metros.
Para Muñoz, el futuro
del Teatro "pasaría por un replanteamiento de la ordenación urbanística
actual de un grupo de inmuebles de escaso o nulo valor arquitectónico e
histórico" del siglo XIX, "cuyo derribo permitiría sacar a la luz el
resto del edificio, pudiéndose visualizar totalmente la orchestra, el resto del
graderío y la scaena del teatro más antiguo de Hispania".
Tras un laborioso
proceso de restauración y acondicionamiento actualmente el edificio está
perfectamente acondicionado para visitas, constituyendo un ejemplo
significativo de integración de restos arqueológicos en la trama urbana de la
ciudad de Cádiz.
El teatro de Gades,
al ser muy antiguo, conserva muchas características de los teatros griegos,
aunque con adaptaciones hechas por los romanos. Como era corriente hacer por
ellos, se utilizó un desnivel del propio terreno para apoyar en la roca gran
parte del graderío, que era de hormigón. Las técnicas constructivas son las
características de la etapa republicana, sobre todo usaban el hormigón (opus
caementicium), mortero de cal, cascotes y arena que era más resistente y salía
más económico que la cantería tradicional.
Todo el graderío en
la zona superior e intermedia iba cubierta con un revoco de cal y cerámica
triturada, y la zona más cercana a la orchestra llevaba sillares.
Todos los teatros
romanos eran en realidad una representación de la sociedad romana y sus clases
sociales bien diferenciadas y separadas por pasillos llamados euripos.
El graderío está
construido en forma de herradura, de semicircunferencia para conseguir la
acústica deseada. Está orientado al Norte, hacia el mar divisándose desde las
caveas superiores toda la Bahía de Gades.
El muro exterior,
además de para cerrar el edificio, se utilizaba como hoy día hacemos para
colocar los anuncios de los espectáculos que se iban a ofrecer mediante rótulos
pintados sobre el propio muro.
El porticus era la
zona más alejada del escenario, se colocaría aquí la plebe más humilde (sin
toga), las mujeres y los niños que no tuvieran educadores privados. A
continuación los esclavos siempre de pie, salvo que sobraran asientos
reservados a personas libres.
Summa cavea, donde se
sentarían los libertos.
Media cavea, donde se
colocaría el público en general, los ciudadanos, los huéspedes, funcionarios
públicos...
La ima cavea es la
zona del graderío más cercana al escenario, más privilegiada por tanto y
destinada a las autoridades y personas importantes de la ciudad de la
aristocracia. Existía una ley que obligaba a reservar las primeras 14 filas a
los equites, sector importante que tenían el poder económico en sus manos. En
este caso, de Gades se menciona que había 500 équites2 lo que da idea de la
importancia económica que tendría la ciudad entonces. También podemos apreciar
desde aquí las huellas de los velarium, que eran grandes toldos sostenidos por
postes de madera para proteger al público del sol además de funcionar como
elemento para potenciar la acústica del teatro.
Orchestra. Es la zona
semicircular entre el graderío y el escenario. Mientras que en el teatro griego
esta zona era de gran utilidad, en el teatro romano se reservaba para los
senadores. Estos asientos separados del resto del pueblo estarían señalados para
los cargos a los que estaban reservados.
Podium. Plataforma
donde actuaban los actores.
Scaena. Portada de
dos pisos generalmente, adornado con columnas y estatuas de los emperadores que
cerraba el frente del teatro. Solían tener pantallas giratorias para cambiar de
decorado y plataformas móviles que trasladaban a los actores a través de la
escena o de arriba abajo para representar a los dioses. Utilizaban recursos
escénicos como barriles llenos de piedras.
La excavación sólo ha
dejado al descubierto una porción del edificio (parte media del graderío y la
galería que discurre bajo él) pero por ella podemos hacernos una idea
aproximada de sus características. Se levantó aprovechando parcialmente la
pendiente del terreno para apoyar sobre ella el graderío. Las ruinas de la
escena y el pórtico que se abriría tras la orchestra permanecen sepultadas bajo
el caserío del barrio del Pópulo.
Las técnicas
constructivas son características de la etapa republicana; sobre la mampostería
y el aparejo isodomo (sillares puestos en hiladas iguales) predomina el
hormigón, opus caementicium, mortero de cal, cascotes y arena, de gran
plasticidad, resistencia, y sin el costo ni la complejidad de la cantería
tradicional. Con él se modeló todo el graderío, que en la zona intermedia y
superior iba cubierto con un leve revoco de cal y cerámica triturada, opus
signinum, mientras que en la más cercana a la orchestra llevaba un forro de
sillares.
Presenta rasgos muy
antiguos, con graderío en forma de semicircunferencia prolongada como una
herradura, asientos distribuidos radiálmente en varios sectores y perfil
parabólico en la sección de las gradas para conseguir la acústica adecuada.
Disposición similar tienen algunos teatros helenísticos tardíos, cuyos
paralelos más cercanos se localizan en el sur de la península itálica y
Sicilia.
Entrando en las
ruinas, vemos que la mayor parte de la summa cavea desapareció por la
reutilización de las piedras en edificaciones medievales pero se ha conservado
un tramo de muro curvo (muy alterado por sucesivas reformas) que corresponde a
la fachada; también se ve una parte de un pasillo situado tras la fachada.
Entre esta zona y la
primera línea de gradas hay una fila de sillares que pudieron ser de la pared
lateral de una galería superior.
A la izquierda las
gradas se meten bajo la Catedral Vieja y por la derecha se meten bajo la
Guardería Municipal.
El graderío, o cavea,
aparece dividido en tres sectores. La summa cavea podría estar basada sobre
muros anulares y radiales y constituida por un armazón de vigas de madera,
quizás cubierta con un toldo o velarium apoyado en postes de madera, cuyos
hoyos cuadrados de anclaje aparecen en las gradas. Perdura la mayoría de las
filas correspondientes a la media cavea y se han documentado las gradas inferiores
y parte de la orchestra; los dos sectores inferiores, apoyados sobre galerías
abovedadas, se encuentran en muy buen estado de conservación.
Una zanja abierta en
el eje del teatro permite observar una pequeña superficie de la zona inmediata
a la orchestra, que estaba separada del graderío por amplio pasillo y
antepecho, del que únicamente se conserva el arranque de una de las lajas de
piedra que lo conformaban. También se pueden observar los sillares originales
que formaban la galería en esta zona y el arranque de la escalera central.
Otro importante
sector excavado es un amplio tramo de la galería que canalizaba la circulación
de espectadores para acceder desde el exterior a los asientos de la zona media
del graderío, el cual en parte descansa sobre ella. Es de amplias dimensiones y
se cubre con una bóveda anular de medio punto o de cañón. Al igual que en el
exterior el material más utilizado es el hormigón.
Para construirla fue
necesario recortar previamente la roca natural y luego, con sillares perfectamente
labrados en la misma piedra, se levantó el muro externo, mientras en la parte
inmediata al terreno natural se hizo un muro de hormigón de la misma altura.
Sobre ambos se dispuso un molde de madera, o encofrado, para formar la bóveda
también con hormigón.
En el muro exterior
se abren los vanos (o vomitoria) que comunican con el graderío y lucernarios
para iluminar el espacio de la galería. De los seis accesos al graderío que
había se han localizado cuatro. En los accesos observamos huellas de una
reforma que debió realizarse cuando el edifico aún estaba en construcción.
El diseño original
disponía una serie de escalones para salvar el desnivel existente entre la
galería y el graderío, pero, por causas desconocidas, posiblemente problemas en
la evacuación de las aguas pluviales, hubo que elevar el pavimento de la
galería y en consecuencia anular parte de los escalones cubriéndolos con una
rampa de sillería para salvar el nuevo desnivel.
En las zonas donde se
ha destruido la rampa podemos observar que algunos escalones quedaron incluso
sin terminar de tallar, labor que debía realizarse una vez colocados. Otros,
que sí están acabados, no presentan el desgaste lógico provocado por el uso.
Como consecuencia de esas transformaciones fue necesario transformar también la
zona superior de los vomitorios.
Esta galería
permanecía casi completamente anegada hasta hace poco, ya que en ella
desembocaba una antigua cloaca.
El que era el mayor teatro
romano de Hispania debió tener, pese a ser el más antiguo también, una
decoración acorde con sus dimensiones. En el museo de Cádiz se conserva un
trozo de cornisa de mármol con delicados adornos vegetales. Otro elemento
decorativo rescatado es un fragmento de estatua representando una figura
masculina. Es curiosa un decoración a base de dos figuras de conejos en actitud
de comer hojas y frutas.
Pero lo
verdaderamente curioso es que, durante una de las fases de excavación (y en
niveles romanos) se encontraron restos cerámicos de un plato conteniendo
conchas de caracoles terrestres y huesos de conejo doméstico; verdaderamente
los gaditanos tenían entre sus bocados favoritos el "conejo con
caracoles" y le homenajeaban elevándolo a motivo decorativo del propio
teatro.
Tras la excavación ha
quedado vacante una multitud de piezas que esperan el día en que puedan ser
combinadas como las de un puzzle para ser montadas y reproducir algunos trozos
del viejo teatro, en lo que se ha sacado hasta ahora. Para sacar el resto del
edificio y ver toda la orchestra, todo el graderío y la scaena del teatro más
antiguo y el segundo más grande de Hispania habría que derribar las
construcciones decimonónicas que tienen poco valor histórico pero, eso sí, gran
valor económico.
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